viernes, 24 de mayo de 2013

¿Qué voy a hacer con las dos horas que perdí?


Todas las relaciones tienen sus problemas, ya sea que estemos hablando de familiares, amigos, compañeros de trabajo o parejas. Por lo general se debe trabajar para resolver los conflictos y llegar a ciertos acuerdos para rescatar la relación si es que vale la pena ser salvada pero si la dinámica entre dos personas se deteriora al punto en que se convierte en una relación tóxica lo mejor es cortar por lo sano.
Hoy en día hay terapias para todo tipo de relaciones y aunque siempre he creído que todos nos podríamos beneficiar de unos cuantos consejos de los supuestos expertos el consultarlos no es garantía de que los problemas desaparecerán. En ocasiones se logran acuerdos y en otras parece que simplemente a las partes involucradas deja de importarles qué tan dañada está la relación y se resignan a vivir de esa manera, lo aceptan como si fuera un destino del cual no pueden escapar.
Conozco a muchas parejas que funcionan de esa manera. Incluso parece que ni siquiera se agradan entre ellos, todo parece terminar en discusión y caminan por las calles con una cara que parece decir “¡Quisiera estar muerto!” Cada integrante de la pareja se queja por su lado con familiares y amigos sobre los defectos de su media naranja y aseguran que su infelicidad es culpa de la otra personas.
Uno de los mejores consejos que me han dado es nunca quejarme con familia y amigos de todas aquellas idiosincrasias de mi pareja que pueden llegar a desquiciarme o los pequeños pleitos que inevitablemente surgen porque, más tarde cuando ni siquiera recuerde por qué me molesté y mi pareja y yo estemos tan contentos como siempre, mis seres queridos, a los que importuné con mis comentarios, aquellos con los que me desahogué de mi infortunio ya no verán con los mismos ojos al hombre que está a mi lado.
Ese es uno de los mayores errores que las personas cometen, si se encuentran en una relación que vale la pena y se espera que continúe el mayor tiempo posible, lo mejor es no ventilar todas las intimidades con conocidos y dirigirse al terapeuta más recomendado que podamos encontrar.
¿Qué voy a hacer con mi marido? Es una película protagonizada por Meryl Streep y Tommy Lee Jones que nos muestra el deterioro de la relación de una pareja tras un matrimonio de 30 años. La premisa de la película era buena y los actores principales garantizan una buena actuación. La película, basándome en los cortos y la intervención de Steve Carell como un terapeuta familiar, me pareció que sería una divertida comedia con un poco de drama.
Lo que en realidad vi fue bastante decepcionante, más bien se trataba de un lento y deprimente drama con un par de escenas medianamente cómicas. Al principio de la película nos muestran a un matrimonio que ha caído en una aburrida rutina, todos los días son iguales y aunque la esposa parece en algún momento despertar de su letargo y darse cuenta de la situación tarda un buen tiempo en intentar hablar con su esposo para arreglar la relación.
Cuando finalmente decide hacer algo al respecto arrastra a su marido a una terapia de una semana con el experto en relaciones, Dr. Feld, interpretado por Carell. Los guionistas tenían la oportunidad perfecta para crear divertidas situaciones basadas en los ejercicios que el doctor les dejaba diariamente para reconstruir su relación pero fueron desaprovechados. Por momentos parece que Tommy Lee Jones quiere aportar el toque cómico pero los diálogos de la película simplemente lo frenan.
Las sesiones del matrimonio poco a poco dejan entrever problemas mucho más serios de los que nos mostraron al principio y la empatía que se esperaría que el público debiera tener con los personajes no se da. Incluso llega un momento en la película en que hasta los espectadores nos damos por vencidos con el aburrido matrimonio y estamos convencidos de que lo mejor es que se divorcien y que termine la película.
Es una lástima que se haya desperdiciado el talento de dos de los mejores actores en Hollywood. Resulta absurdo que sus habilidades se hayan visto incluso limitadas con un guión tan superficial que no logra adentrarse en los verdaderos problemas de la pareja. Me cuesta trabajo creer que estos actores hayan aceptado participar en la película después de leer el guión.
Quizás esté equivocada, tal vez los problemas de pareja se pueden arreglar de un momento a otro sin necesidad de platicarlos o trabajar en ellos. Lo único que se necesita es una semana de pláticas con un doctor sin personalidad y llorar en silencio hasta que la pareja haga exactamente lo que esperamos de ella. Eso es lo que esta película muestra y espero que ninguna persona con problemas maritales la tome en serio.
La imagen utilizada es el póster oficial de la película y es propiedad de la productora.

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